Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.- GABRIEL GARCIA MARQUEZ

martes, 31 de julio de 2012

A mi padreabuelo...


Padre abuelo que tarde que he venido
A tu vida ya anciana
Tu mirada ya lucía apagada
Padre abuelo yo jugaba
Y no entendía que tu descansabas
Empezaba a vivir, quería correr, saltar, jugar
Al lado de mi padre que se convertía en abuelo…
Llegó el día, el abuelo se extinguió
Y el padre se extraño.
Que pronto que has partido
¿ha sido pronto?
¿Pronto para ti o pronto para mi?
A veces olvido que no eras simplemente mi padre
Si no mi padre abuelo…

viernes, 27 de julio de 2012


Un momento inesperado
Pensaba que este relato iba a tener un desenlace distinto, en el cual yo relatará las diferencias de ese hombre del cual estaba escribiendo y del viejito flaco y frágil que veía delante de mí.
Sin embargo mi final ha dado un giro tan drástico como triste. Yo estuve durante todo el mes de enero en la ciudad de Rio Gallegos, de donde es oriundo mi novio. Mientras hablaba con él por teléfono me decía que estaba bien. Cuando vuelvo me entero que está enfermo, todo el cuerpo lleno de hematomas y hemorragias que no coagulaban. Pasó toda una semana internado previa transfusiones de sangre, parecía que ya estaba mejorando. Le dieron el alta. Al día siguiente de esto lo pasamos mirando la tele, charlando y tomando su tan preciado mate cocido, todo parecía haber mejorado, pero el sábado 19 de febrero de este 2011, mi papá se despertó con un fuerte dolor de cabeza, al tomarle la presión la tenía altísima, por lo que el dolor de cabeza fue atribuido a eso. Al transcurrir las horas y no cesar el dolor, lo llevamos al hospital de la ciudad de San Fernando, donde entro en la guardia, acompañado de mi hermano.
Jamás olvidaré cuando lo vi caminando esa última vez, entrando a la guardia, con la camisa fuera del pantalón, todo zaparrastroso como el solía vestirse, (tanto que en el sindicato era conocido por andar siempre con el mismo saco)[1], caminando lentamente. A las horas lo llamaron a mi hermano para que vaya a ayudar a ponerlo en una camilla, ya casi estaba inconsciente. Después de salir nos informó con expresión triste que papá ya estaba viejito y que no tenía ganas de seguir adelante.
Esta frase me tiro totalmente abajo, se me acabo el mundo, mi papá, mi viejo, mi héroe, mi amigo, mi todo.
Cuando al rato pude entrar a verlo, acostado, siendo pinchado en ese momento, con sus ojos como perdidos, sentí que ya nos estábamos despidiendo, le di un beso, le dije que lo amaba, me miró y en su confusión solo me dijo “eh?”, la enfermera nos sacó de allí y esa fue la última vez que vi su mirada.
Destruida volví a mi casa, llorando un luto prematuro que presentía que pronto iba a llegar, lloré y lloré, me descargue, no podía preguntarle a Dios por qué de lo que estaba haciendo, porque se lo estaba llevando. Era una persona mayor, 82 años, vivió su vida plenamente, disfruto, nos tenía a todos nosotros a su alrededor y no sufría a su partida.
El día siguiente, domingo, no fui a verlo, estaba todo perdido para mí. El lunes estaba igual en el mismo estado, pero el martes supuestamente estaba repuntando, fui a verlo, las plaquetas le habían subido, había respirado sin respirador, todo se veía favorable, abandonamos el hospital por finalizar el horario de visita a las siete de la tarde nos fuimos, llegamos a casa como a las nueve, yo iba a dormir a la casa de mi socia amiga Marcela Agusti. Cuando estábamos llegando a la parada de colectivo escuchamos el grito de mi hermana Marcela que nos llamaba, era para decirnos que papá había fallecido. ¡Que dolor! Ahora sí, el momento de partir había llegado, el 22 de febrero, un día que no podré borrar jamás de mi alma.
Al igual que esa imagen caminando hacia la puerta de la guardia, hoy se me hace que así entro al cielo. Caminando lentamente rodeado de ángeles.
Tengo que continuar mi historia con lo que le había pedido que me escriba un día, ya no va a ser lo mismo, cuando  me contaba y yo captaba sus expresiones, sus miradas, sus sonrisas y todo. Ahora solo será lo que recuerde de sus palabras más las notas que me ha hecho. Veremos hasta donde llegaré…
Hubiese deseado terminar y regalárselo como homenaje. Como homenaje a su vida, que sepa lo que lo admiraba. Igual lo sabía, pero hubiera querido que lo lea terminado. Pero sé que desde donde está me está guiando, y me quedo tranquila que leyó lo que estaba escribiendo, esa fue la primera vez que leyó algo de lo que había escrito, y si bien no sé si le gustaba tanto que lo hiciera, le gustó.


[1] El solía contar un dialogo entre dos trabajadores y reírse mucho –lo vi a Boveri- a lo que el otro le responde -¿y todavía sigue con el mismo saco?-

domingo, 1 de julio de 2012


Comencé este relato como una manera de honrar a mi padre, ya que siempre me pareció interesante la vida que ha llevado, las cosas que ha hecho y su manera de enfrentarla en sí. Las posibilidades que ha tenido de escalar en la vida social y económica y que sin embargo jamás “aprovecho”, y lo pongo entre comillas porque el sí lo hizo a su manera, luchando siempre por la justicia social como el tesoro más preciado y el cariño y la gratitud de los trabajadores como la mayor riqueza obtenida. Esa fue lo mejor que pudo haber hecho para tener una vida plenamente vivida.
Lo hacía relatarme,  mientras él me contaba yo iba escribiendo y captando sus miradas, gestos, expresiones y pensamientos.  Trataba de apurarme, tenía miedo de lo inevitable, lo que llegaría después. Siempre lo instigue a que él lo haga, que escriba su vida, detalle por detalle con todo lo vivido.
Solo quería escribirlo para hacerle un regalo, que sepa lo orgullosa que me sentía de él y de paso relatar su vida como un cuento.
Sin embargo ha cambiado el rumbo de este relato en menos de la mitad, se ha convertido en una manera de recordarlo y mantener vivo su recuerdo.
Mientras cada palabra va escribiéndose lo siento revivir, lo siento al lado mío mientras veo el cambio en sus miradas mientras relata, sus sonrisas, la manera de morderse el labio inferior y menear la cabeza cuando quiere expresar que no lo puede creer.
Simplemente quiero contar una historia, su historia. Para mí, para mi familia y para quien tenga ganas de conocer un poquito de una persona excelente que tuvo su paso por este mundo.
Nombre introducción en vez de prólogo ya que este último me queda grande, se lo dejo a los grandes, a los que dominan el arte de la escritura, personas que admiro... (Introducción a "El otro lado", escrito a mi padre)